Bull acepta como cliente a un amigo psicólogo, el Dr. Donovan Benanti, cuando el terapeuta es demandado por negligencia después del ataque mortal de un paciente. Como a Bull le preocupa que la pérdida del juicio pueda establecer un nuevo precedente con respecto a la confidencialidad médico-paciente, intenta convencer al jurado de que los médicos no son directamente responsables de las acciones de sus pacientes.