Matallana se declara inocente de todos los cargos y pide una reunión en privado con Alvarado, quien visiblemente alterado rechaza la invitación. Posteriormente, varias personas de distintas partes del país denuncian desapariciones de sus familiares y sospechan del falso abogado. Capote le dice al juez Orozco que el único beneficiado con las denuncias contra Matallana es el falso abogado.